El 1° de diciembre de 1981 fue diagnosticado el primer caso de sida en el mundo. Desde entonces, el sida ha matado a más de 25 millones de personas, lo que la hace una de las epidemias más destructivas de la historia registrada.
Cada año nacen en el mundo 370.000 niños/as con el virus VIH. Millones ellos/as se han beneficiado ya de los progresos en la lucha contra esa enfermedad, pero siguen siendo las mujeres y los niños quienes sufren mayores desigualdades sociales y económicas. Cada día casi mil niños/as nacen en el África subsahariana infectados por el VIH, trasmitido por sus madres.
Las mujeres son las más afectadas por la enfermedad.
Según datos de la ONU, durante 2009 en los países de ingresos bajos y medianos el 53% de las mujeres embarazadas e infectadas se beneficiaron de tratamientos con antirretrovirales para prevenir la trasmisión madre a hijo, frente al 45% de 2008. En el caso de Latinoamérica y el Caribe, el 57% de mujeres embarazadas que tenían el virus VIH recibieron tratamiento en 2009 frente al 29% de 2005.
El acceso a esos tratamientos mejoró especialmente en los países del sur y el este de África, en donde beneficiaron al 68% de las afectadas.
Las mujeres menores de 25 años son las que tienen más riesgos de sufrir la infección, pues el 60% de los jóvenes con el virus VIH son mujeres, y en África subsahariana llega a ser el 70% de los afectados.
Para lograr una generación libre de sida hay que eliminar las desigualdades que alimentan la epidemia y proteger a quienes sufren más riesgos mediante iniciativas sociales y programas de educación e información en las escuelas sobre la prevención del VIH. La ONU ha declarado que cree posible que exista una generación de niños/as libre de sida en 2015, pero que, para ello, la comunidad internacional debe reforzar el acceso universal a los tratamientos para combatir el VIH y mejorar la protección social incrementando la lucha contra la marginalización.