QUERÉTARO: ¿La seguridad tiene marcador?

En las dos últimas semanas el Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, convocó a una serie de diálogos por la seguridad, a fin de escuchar las opiniones y críticas de diversos actores políticos y sociales en torno a la tan mencionada “estrategia” o “guerra contra el crimen organizado”, emprendida por el gobierno federal hace casi 4 años.

Sin embargo, antes de analizar el posicionamiento del gobierno federal, es preciso reconocer que si bien la seguridad es un tema prioritario en la agenda de cualquier gobierno, también es un tema de “percepción ciudadana”.

Si preguntáramos a cualquier ciudadano ¿Cuáles son los principales problemas en su entidad?, sin duda mencionaría la inseguridad como uno de ellos, aunque nunca hubiera sido víctima de la delincuencia, sin importar la entidad federativa de la que se trate. Al ser un asunto de percepción general, la inseguridad se convierte en respuesta obligada.

Sin minimizar la situación de inseguridad por la que atraviesa el país ni mucho menos, hay que recordar como punto de partida de la actual estrategia gubernamental, los problemas post electorales a los que se enfrentó luego de ser electo el Presidente Calderón, que dieron origen a una serie de acciones del nuevo gobierno para iniciar con contundencia en el tema del combate a la inseguridad.

Cuatro años después se está analizando esta estrategia a través de los diálogos convocados por el Presidente de la República, ejercicio que muestra voluntad política para escuchar las opiniones y críticas de especialistas y políticos de diferentes ideologías. Sin embargo, como en política lo más fácil es criticar mediante por un “posicionamiento político”, lo que no es más que “criticar por criticar”, en ocasiones los diálogos se han convertido en monólogos o posicionamientos poco enriquecedores. A esto se suma una posición gubernamental que en todo momento defiende la postura asumida desde el inicio del sexenio.

Mientras tanto, en las dos primeras semanas de diálogos dos hechos superan los discursos. En la primera semana, elementos de la Policía Federal se amotinan en Ciudad Juárez, contradiciendo la imagen de una policía nueva y confiable que se promovía –en días pasados los queretanos ya habíamos sido testigos de la detención de dos agentes de la PF por intento de extorsión a una señora.

En la segunda semana de convocatoria al diálogo, la CNDH emitió su Recomendación 45/2010 por el asesinato de dos estudiantes de ingeniería del ITESM campus Monterrey, quienes presumiblemente habían muerto en un fuego cruzado entre miembros del Ejército y delincuentes, pero que ahora, a decir de la Comisión Nacional, fallecieron a manos de militares, quienes modificaron la escena del crimen.

Estos hechos vienen a colación por una de las respuestas del Presidente Felipe Calderón en los citados diálogos: “Hay lamentablemente bajas del Ejercito y de las fuerzas federales, las bajas del lado de los criminales son proporcionalmente mayores” e incluso habló de una estadística de 8 a 1 en el número de muertos por bando.

Esta estadística me confunde y hace pensar que el tema de la lucha contra el crimen organizado se trata de un asunto de cifras y que ganará quien menos muertos tenga de su lado. Sin embargo, considero que es preferible hablar de mecanismos y estrategias más complejas, en lugar de contabilizar los muertos de un bando y de otro.

Retomo los dos ejemplos anteriores para concluir. En Ciudad Juárez, los cuatro comandantes de la Policía Federal señalados por actos de corrupción por sus subalternos fueron puestos en libertad, prácticamente de inmediato, sin si quiera haber sido consignados ante el Ministerio Público Federal, en tanto que los elementos amotinados ahora son cuestionados a fondo para que aclaren el motivo de su inconformidad, convirtiéndose los denunciantes en sospechosos.

En el caso de la Recomendación de la CNDH, apenas se conoció el documento el Director del Colegio de la Defensa Nacional contradijo los argumentos del organismo nacional. Ambos casos nos muestran que no se trata de “bajas” ni de cifras de muertos por bando, pero usted tendrá la mejor opinión.

FUENTE: CEDH de Querétaro, México.