El acoso sexual callejero es considerando una agresión sexual en contra de las mujeres, y está muy alejado de lo que entendemos por el termino piropo», expresó Irene Hernández Arriero, psicóloga social del área especializada de género de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca.
En este sentido, la psicóloga puntualizó que es importante reconocer el contexto social en el que se da el acoso sexual callejero para poderlo definir y entender la dimensión del impacto que genera.
Enfatizó que hay un límite para identificar en qué momento una expresión se trata de un piropo (comentario halagador), y cuando se produce un acoso sexual callejero, en el cual se genera una ofensa y una humillación a la dignidad de la mujer, a su sexualidad, a su cuerpo, entre otros aspectos.
«Existe una diferencia muy grande entre un piropo y el acoso sexual callejero: tenemos que pensar en otro marco interpretativo de que ciertas frases hacia las mujeres no son piropos, porque producen un efecto de miedo e inseguridad en las destinatarias, pese a que el acoso de este tipo es un hostigamiento sexual que se da en el espacio público».
Señaló que, para el tema, hay muchos mitos y, si analizamos cada uno de ellos, podremos encontrar que la raíz profunda de ellos es la cultura machista, entendiendo por ésta una cultura histórica en la que se valora mucho la agresividad masculina y en la que, lejos de atender el comportamiento de los hombres, se tiende a culpabilizar a las mujeres.
Citó como ejemplo de esta actitud la creencia de que si una mujer viste una minifalda o una blusa con escote es porque quiere que los hombres hagan comentarios sexuales sobre ella. Añadió que, cuando nos referimos al acoso sexual callejero, hablamos de una de las violencias más aceptadas culturalmente, pues en pocos países se ha legislado al respecto.
Hernández Arriero citó que en países como Bélgica el acoso sexual callejero sí está legislado y sancionado con una multa de hasta 50 mil euros, además de una condena de un año de prisión en ciertos casos.
Comentó que en países de América Latina como Perú, Chile, Colombia, Argentina y Paraguay hay observatorios de violencia sexual callejera. Paraguay, por cierto, fue el primer país que presentó el primer proyecto de ley contra el acoso sexual callejero, el cual aún se está debatiendo en el parlamento, añadió.
La psicóloga recordó que en Oaxaca contamos con una ley estatal de prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, pero el acoso sexual aún no está sancionado por esta ley.
Ante ello, Hernández Arriero señaló que la Defensoría cuenta con programas de capacitación que tratan todos los derechos de las mujeres, pues la parte educativa es una herramienta muy fuerte y siempre hay que apostar por crear conciencia en cuanto al tema de igualdad.
Es necesario tratar estos temas para aportar un análisis, una reflexión adecuada y buscar como resultado el generar que las ciudades sean lugares de encuentro en donde podamos caminar en pie de igualdad, explicó.
Detalló que en los programas de capacitación que brinda el organismo defensor oaxaqueño se trabaja en la construcción del género como elemento cultural, «pues siempre que se trata esta parte, se argumenta que muchas veces los hombres actúan así por naturaleza, lo cual no es cierto, pues las conductas se aprenden dependiendo la sociedad o cultura», refirió la psicóloga social.
Finalmente, Hernández Arriero hizo un llamado para que tanto hombres como mujeres reflexionen sobre este tema y perciban que el acoso sexual callejero dificulta las relaciones igualitarias entre hombres y mujeres, al generar entre las mujeres miedo a agresiones psicológicas y hasta físicas.
FUENTE: Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca