FORMOSA: Día Mundial del Ambiente

En el día Mundial del Ambiente, la Defensoría del Pueblo consideró que las ciencias económicas clásica han soslayado una realidad básica para al desarrollo socioeconómico humano: los recursos naturales son agotables; hay un límite físico y biológico al crecimiento económico.

Estamos viviendo en un planeta cuya única fuente externa de energía es la luz solar y estamos utilizando el capital natural acumulado durante millones de años, actuando hasta el día de hoy como si ese capital fuera inagotable o como si fuera siempre sustituible por tecnología.

El Ombudsman Provincial, Dr. José Leonardo Gialluca afirmo que de acuerdo a nuestros conocimientos actuales, los combustibles fósiles no son renovables; tampoco lo es la biodiversidad; la desaparición de una especie, por pérdida de hábitat, caza indiscriminada o competencia de especies autóctonas, es irreversible. La tala de bosques nativos, de especies arbóreas preciosas, es también, una pérdida irreparable no obstante que en provincias como Formosa, existe todo un Ordenamiento Territorial, planes estratégicos para conservar las especies forestales que mas busca el hombre. La erosión de los suelos, la contaminación y el desperdicio del agua dulce, constituyen pérdidas total o, al menos, parcialmente irreversibles. Al menos hasta hoy no conocemos la tecnología para reparar la capa de ozono y sabemos algo más sobre cómo evitar el recalentamiento de la Tierra, pero no tomamos las medidas para evitarlo.

A esta limitación proveniente de la condición de agotable de los diferentes recursos naturales se suma otra, la escasez que gana importancia cada vez más rápido: los límites de tolerancia y la capacidad de absorción de la tierra, el aire y el agua. Lo que tradicionalmente se entendía por recursos naturales eran las materias primas no renovables de carácter agrario o industrial. Las nuevas líneas de conflicto giran en cambio alrededor de un «recurso» totalmente distinto, los ecosistemas globales capaces en principio de regenerarse ellos mismos, los bosques naturales, los suelos, océanos y la atmósfera.

Todo esto actualmente se denomina resiliencia, anglicismo que refiere a esa capacidad de autorregeneración de ecosistemas utilizados o dañados por el hombre.

Todo este conjunto de consideraciones ha llevado a la creación de lo que algunos autores llaman disciplinas híbridas, que intentan integrar las ciencias de la naturaleza con las ciencias sociales, entre las cuales la economía ecológica se define como «una transdisciplina científica emergente y que reconoce límites ecológicos al crecimiento económico y que se ocupa de estudiar y manejar el problema de la sustentabilidad. Entonces por ello la economía así concebida, como parte de un sistema mayor, pierde su carácter mitológico de megaciencia infalible e inexorable, guiada por los nuevos burócratas financieros.

Señalo entonces el funcionario que para iniciar la construcción de nuevos emprendimientos orientados hacia sociedades más equitativas y democráticas, dentro del paradigma de un desarrollo sustentable y socialmente no excluyente, necesitamos una especie de switch, un cambio cultural que ilumine otros valores y nos devuelva la confianza en nosotros mismos.

Un cambio profundo, que tiene implicaciones éticas, político-sociales e institucionales, a partir de lo cual podamos recomponer los parámetros económicos y la relación sociedad-naturaleza.
En primer término, establecer «tolerancia cero» para la fragmentación social y cultural. Tomar conciencia de que hoy los problemas ambientales están íntimamente entretejidos con la necesidad y la separación de sectores crecientes de nuestras poblaciones, de las cuales los niños son las víctimas más dolorosas y más terribles de cara al futuro.

Por otro lado, no habrá gestión ambiental eficaz sin la participación directa y activa de todos los actores locales; tampoco la habrá sin la presencia en el terreno de quienes tienen las competencias para hacer cumplir las normas.

Es en este contexto entonces, que debemos dejar de lado pacíficamente a los fundamentalistas y extremistas ambientales que únicamente piensan que tienen la verdad absoluta, para después seguir con aquellos sectores de nuestra sociedad que esta enceguecida en que el Estado ya sea provincial o nacional, fracase, o le vaya mal, pues todavía no comprenden que el Estado «somos todos».

 

FUENTE: Defensoría del Pueblo de Formosa