ESTADO DE MÉXICO: Mejorar prácticas en materia de equidad de género

Mujeres de todas las edades y condiciones sociales y económicas, son vulnerables a ser violentadas y esa susceptibilidad se acentúa cuando se encuentran en situaciones particularmente difíciles como la discapacidad, la condición migratoria, la marginación, la pobreza, la indigencia, la detención o reclusión y la pertenencia a una minoría étnica o religiosa, por lo que resulta indispensable que en todos los sectores de la sociedad, se promuevan mejores prácticas en materia de equidad de género y se impulse decididamente la cultura de respeto a los derechos de las mujeres.


En el marco de la conmemoración del Día Internacional para la Prevención de la Violencia contra la Mujer, el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, Marco Antonio Morales Gómez señaló lo anterior y expuso que el flagelo de la violencia está presente en entornos como la escuela, el trabajo, la comunidad y los hogares, donde se arraiga un clima de intimidación y sometimiento, que es disimulado por la creencia equívoca de que se trata de un asunto que solamente concierne al ámbito privado y que, por lo tanto, ninguna otra persona y menos una autoridad puede entrometerse.

Asimismo, las escuelas son el lugar donde las niñas y las adolescentes pasan la mayor parte del tiempo, en éstas se debe procurar un ambiente que salvaguarde su dignidad e impulse sus potencialidades. No obstante, muchas veces los recintos educativos se convierten en espacios donde las mujeres están expuestas al maltrato. En el ámbito laboral, las mujeres han asumido roles que les permiten desarrollarse productivamente, pero muchas de ellas se enfrentan diariamente a la segregación ocupacional y a las diferencias de los salarios, respecto a los que perciben los hombres, sin pasar por alto que algunas otras no tienen acceso a un trabajo formal, consideró el titular de la CODHEM.

Asimismo la comunidad, dijo, es un espacio en el que las mujeres están expuestas a la violencia, pues existen lugares seriamente influidos por factores de riesgo como: niveles altos de delincuencia, marginación, pobreza o desempleo. Los abusos que se cometen contra la mujer al interior del hogar, paradójicamente, son recurrentes y, cuando aparecen, suelen aumentar en frecuencia e intensidad, hasta llegar a consecuencias fatales. Ante esos excesos, las mujeres son potencialmente vulnerables, pues se encuentran en franca desventaja con sus agresores, y temen que su resistencia o respuesta agrave la situación.

El Ombudsman mexiquense aseveró que la prevención y el combate de la violencia contra las mujeres no son tarea sencilla, se enfrentan grandes obstáculos como la connotación sociocultural arraigada que entraña este problema y la insuficiencia de información que nos permita tener un diagnóstico claro que evidencie la incidencia y magnitud de cada forma de agresión, así como sus consecuencias, para desarrollar acciones concretas con mayor probabilidad de eficacia.

Por ello, recalcó que la violencia en contra de las mujeres es una realidad que debe ocuparnos, no únicamente hoy, sino todos los días, para lograr el tránsito desde cualquier situación de opresión, desigualdad, discriminación o explotación, hacia un estado de conciencia y autodeterminación, que se manifieste en el goce pleno de los derechos y las libertades de cada uno.

 

FUENTE: Comisión de los Derechos Humanos del Estado de México