COSTA RICA: Pronunciamiento de la Defensoría ante realización de pruebas de bachillerato

El dos de noviembre, las y los colegiales de este país harán las Pruebas de Bachille-rato. El contexto educativo actual en el que llevarán a cabo estas pruebas le preocu-pa a la Defensoría de los Habitantes.

Recientes publicaciones periodísticas han destacado que en 12 de las 23 regiones educativas el título de bachillerato fue ganado por menos del 60% de sus colegiales, en el 2009. Limón registró una aprobación del 42,17%, superado por Upala (49,46%) y Aguirre (50%), Liberia (55,07%), Grande de Térraba (55,28%), Puntare-nas (55,42%), Turrialba (57,06%), San Carlos (57,46) y Santa Cruz (58,41%). A estas cifras, se suman los más de 52.000 estudiantes que dejaron las aulas en ese mismo año. Estas publicaciones señalan que de acuerdo con estimaciones hechas por el Ministerio de Educación, de cada mil niños que ingresan a la escuela, solo 381 se gradúan de secundaria. Datos más exactos suministrados por el Ministerio de Edu-cación indican que durante el 2009 sólo en la Educación Pública Diversificada 20.500 adolescentes varones y 16.136 adolescentes mujeres no continuaron con sus estudios.

El Primer Informe del Estado de la Educación señaló que Costa Rica tenía una se-rie de desafíos urgentes en materia de desempeño del sistema educativo, entre ellos: universalizar la cobertura en preescolar y secundaria, incrementar la calidad y el ren-dimiento educativos, retener a los y las estudiantes, reducir las brechas socio-geográficas, mejorar las condiciones de trabajo e infraestructura en los centros edu-cativos y revisar los mecanismos de evaluación. Indicaba el estudio, que ya tiene va-rios años, que el seguimiento de los avances y retrocesos del país con respecto a estos desafíos en el período 2004-2007 mostraron un desempeño con resultados mixtos: hay avances significativos en algunos campos, aunque en otros los proble-mas persisten.

En el 2008, en el Segundo Informe del Estado de la Educación, se evidencian avan-ces como la cobertura, no obstante indica: “en secundaria, los progresos en la co-bertura no han sido acompañados por una mejora sustancial en el rendimiento edu-cativo y en la disminución de la deserción; en este nivel subsisten como problemas recurrentes los altos niveles de deserción y reprobación”.

Esta situación se conocía plenamente desde el 2002, cuando se lanzó el Plan de Ac-ción de la Educación para Todos 2003-2015, en el cual señala que «…se requiere aunar esfuerzos a nivel nacional para lograr un mayor y mejor nivel en la educación costarricense, que permita eliminar las desigualdades que limitan el acceso, la perma-nencia y el éxito de los estudiantes en el sistema educativo. Se requieren insumos de calidad al proceso de enseñanza y aprendizaje que hagan posible mejorar los resulta-dos de aprendizaje de los estudiantes, entre ellos la cantidad y calidad de la infraes-tructura, las oportunidades de acceso, la formación, capacitación y evaluación do-cente, la evaluación de los aprendizajes, la tecnología y los materiales educativos en-tre otros …».

Ahora bien, qué está pasando con nuestro sistema educativo en la actualidad?

Las y los estudiantes siguen desertando, pero no porque quieren; el sistema educati-vo no les está reteniendo. Existe repitencia, extraedad debido a la repitencia, pro-gramas educativos que no toman en cuenta realidades diversas como es el caso de los niños, las niñas y los y las adolescentes migrantes, indígenas, adolescentes traba-jadores etc. Todos los años se presentan problemas con los nombramientos de do-centes en algunas zonas de país que pueden tardar varios meses para encontrar una solución, importantes dicotomías entre educación rural y urbana no sólo en la cate-goría profesional del profesorado de una u otra, sino también en cuanto a la infra-estructura, transporte, acceso a recursos materiales, didácticos y tecnológicos.

Los datos de la Encuesta de Hogares del 2004 indican que, por zona geográfica, en la asistencia a la educación formal las disparidades urbano-rurales aumentan con la edad, siempre con desventaja para las poblaciones rurales. En la educación preesco-lar la brecha es mayor, ya que el porcentaje de asistencia en la zona urbana es del 74,2%, frente al 66,7% de la zona rural. Pero es en la asistencia de los y las adoles-centes donde se encuentran las brechas más amplias, ya que el 83,3% de las perso-nas de 13 a 17 años de la zona urbana acuden al sistema educativo, en comparación con el 68,4% de la zona rural (INEC, 2004).

Por otro lado, está la poca motivación que existe para estudiar en sistema que apues-ta a la memorización. Los motivos que tienen las y los jóvenes con edades compren-didas entre los 12 y 17 años, para no asistir a la educación formal, según los resulta-dos que arroja la Encuesta de Hogares (EHPM) son la falta de interés en el aprendi-zaje y la carencia de recursos económicos.

En la EHPM del 2006, las razones de tipo académico representaron un 40,8% y las de tipo económico o laboral un 31,5%. En el caso de las mujeres, en los últimos años entre un 8% y un 10% menciona el embarazo o matrimonio como motivo para no estudiar. En este sentido, si bien es cierto hay que reconocer que los subsidios educativos, tipo FONABE y AVANCEMOS han permitido mejorar la tasa de re-tención escolar, ambos sistemas presentan serias deficiencias en cuanto a la distribu-ción y la dotación de los beneficios que sirven por ejemplo para adquirir libros de estudio.

Bajo este panorama, se presentan las pruebas de bachillerato uniformes y homogé-neas en lugares con altas tasas de expulsión, con graves inequidades geográficas, con una débil evaluación de las y los docentes que tienen alta repitencia entre sus alum-nos. Y si se fracasa, hay un sistema de revisión y resolución de los recursos centrali-zados, información poco clara de cómo impugnar los resultados, etc. Lamentable-mente Costa Rica no cuenta con un sistema eficiente y continuo de monitoreo que permita apreciar la evolución de la calidad de la educación en algunas de las dimen-siones del proceso educativo.

Uno de los retos y desafíos fundamentales del sistema educativo costarricense es la formación de un ciudadano o de una ciudadana plena. Para ello se necesita otorgar y recibir una excelente formación, que sea accesible, flexible, crítica y creativa que le permita a la niñez y a la juventud asumir los retos personales futuros.

En este contexto, las Pruebas de Bachillerato también deben mejorar contemplando las profundas disparidades apuntadas. La educación secundaria debe de convertirse en una verdadera prioridad gubernamental. El reto pendiente está en mejorar el ac-ceso, aumentar la retención, mejorar significativamente la calidad y que los progra-mas y su currículo sean revisados para incorporar contenidos pertinentes y relevan-tes, que apuesten a garantizar una mejor preparación para el empleo o para el des-empeño universitario.

El derecho a la educación representa un derecho indispensable para la realización de otros derechos humanos, caracterizándose por su gran interdependencia con la con-creción del resto de derechos. Si no garantizamos una educación de calidad, tampo-co podremos garantizar la calidad de los demás derechos.

FUENTE: Defensoría de los Habitantes de Costa Rica.