El Defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret Mosquera, presidió la presentación de la iniciativa “Caja de Herramientas”, un conjunto de dispositivos didácticos destinados al apoyo de actividades de promoción y divulgación en la Defensoría del Pueblo que se realizan a través de las defensorías regionales, delegadas y direcciones nacionales, en el marco del Programa de Promoción y Divulgación de Derechos Humanos para la Paz.
La caja de herramientas está compuesta por juegos de mesa, materiales impresos, contenidos digitales y audiovisuales, que fueron elaborados siguiendo los principios y las orientaciones metodológicas del Modelo Pedagógico Institucional y del Programa de Promoción y Divulgación de Derechos Humanos. Cada una de las 38 Defensorías Regionales tendrá a su disposición una caja de herramientas.
“Los Juegos Didácticos propician un intercambio de expresiones valores, de costumbres, de derechos y son una herramienta de educación para el ciudadano, para el formador, para el líder social, para las madres, para el vocal, para el presidente de la junta de acción comunal. Porque sin ciudadanía no hay construcción de paz ni derechos humanos y con esta herramienta aspiramos a construir paz”, dijo el Defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret.
El acto de lanzamiento, realizado este jueves 27 de junio en el Auditorio de la Defensoría del Pueblo, también contó con la presencia del Director Nacional de Promoción y Divulgación de Derechos Humanos, Álvaro Amaya; la Directora del Programa Derechos Humanos de USAID, María Mendoza; Alexandra Galeano, representante de la Secretaría de Educación y Helbert Choachí, representante de la Universidad Pedagógica.
Didácticas basadas en el juego
El juego, como categoría que refleja la superestructura social, constituye un pequeño mundo donde se encuentra en menor grado y cumpliendo con determinadas funciones, los valores, y en general la estructura sociocultural que lo produce.
Por tanto, el juego además de cumplir con la función biológica, es también un fenómeno cultural en la medida en que ningún análisis biológico da explicación del fanatismo, del gusto y del placer, ni de orden propio y absoluto (Gómez, 1990, p. 11).
Con esta orientación se reconoce el valor del juego en el entramado sociocultural, por su papel en la transmisión de valores, costumbres, hábitos y formas de socialización. Por otro lado, se encuentran diferencias significativas en la forma como el juego se manifiesta en el ser humano según la comunidad a la que pertenece. [1]