Niñas, niños y adolescentes trabajadores en la ciudad de El Alto, a pesar de sus actividades laborales y el tiempo que le dedican, continúan con su formación educativa, según una encuesta realizada que muestra que el 93% asiste a una unidad educativa, en tanto que el restante 7% no lo hace, principalmente, por falta de dinero y por problemas familiares. La misma investigación muestra que la mayoría que está inmersa en una actividad laboral son mujeres.
El estudio, «La realidad de los niños, niñas y adolescentes trabajadores en la ciudad de El Alto», fue realizado por Deivid Pacosillo con apoyo de la Fundación Comunidad Educativa Whipala e incluye las respuestas a 20 consultas realizadas a 320 menores trabajadores 140 niños y niñas y 180 adolescentes, para conocer su realidad educativa, familiar, económica y laboral.
De acuerdo a los datos, si bien el 93% no ha dejado el colegio y un 88% señala que se siente capaz de trabajar y estudiar, no se ha realizada una evaluación al rendimiento escolar, por tanto es un tema pendiente para conocer cuánto incide la actividad laboral en sus desempeño académico.
Otras cifras señalan que el 41% de los consultados trabaja por más de ocho horas, lo que muestra que la mayoría se encuentra en situación de explotación laboral; un 23% lo hace de 6 a 7 horas; un 30% de 3 a 4 horas; en tanto que un 6% trabaja entre 1 y 3 horas; asimismo, casi la mayoría, el 93% manifestaron que sus padres, madres o tutores están de acuerdo con que trabajen.
«De acuerdo al estudio, la gran cantidad de respuestas afirmativas es el resultado de un proceso de explotación ‘macro-micro’ lo que se denomina ‘explotación descendente’, es decir, que los progenitores también están sometidos a situaciones de explotación laboral, lo cual demuestra el por qué aceptan que trabajen sin cuestionar que sus hijos e hijas sean o estén en riesgo de ser explotados o explotadas», señala el estudio.
Cabe destacar que más de la mitad de los y las niñas y adolescentes encuestados, un 56%, son mujeres, lo cual muestra que la incorporación del género femenino en el sector informal laboral en El Alto ha ido en crecimiento.
En cuanto a la remuneración económica, el 29% percibe más de 30 bolivianos al día; un 26% tiene un ingreso diario de 21 a 30 bolivianos; un 27% gana de 11 a 20; y un 18% de 1 a 10 bolivianos. En estos datos, según el autor, el detalle está en si las ganancias percibidas tienen relación con el tiempo de trabajo de las ocho horas reglamentarias o es el resultado de una mayor cantidad de horas.
La actividad laboral predominante entre las y los encuestados es el comercio minorista. El 71% indicó ser vendedor o vendedora de algún producto; un 9% es voceador de minibús; un 7% es lustra calzados; otro 4% es cargador; 4% lavador de autos; 2% canillita; 2% operador de pesa y 1% recolector.
Entre los efectos negativos del trabajo que realizan los encuestados, el 31% de éstos señalaron al abuso y maltrato como uno de los más negativos; un 16% considera que podría dejar de asistir a la escuela; un 15% que podría caer en algún vicio. Un 38% no respondió, lo cual se interpreta que la mayoría considera que el abuso y el maltrato es el efecto más negativo en su actividad laboral.
Este estudio fue presentado en la víspera, en el auditorio de la Defensoría del Pueblo en el marco de las actividades que organizó junto a organizaciones comprometidas con los derechos humanos, para conmemorar los 65 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
FUENTE: Defensoría del Pueblo del Estado Plurinacional de Bolivia