El uso de las tecnologías puede volverse una adicción para los adolescentes y jóvenes, lo que a su vez ha provocado la pérdida de comunicación e interacción entre padres e hijos, destacó María del Carmen Hernández Reyes, capacitadora de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México.
Agregó que si bien en primera instancia el uso de teléfonos celulares y lap tops, entre otras novedades, se popularizó como un medio para agilizar la comunicación, ahora contrariamente suele limitar la interacción entre los integrantes de una familia, porque muchas veces los hijos no atienden a lo que les dicen sus padres por estar escuchando música, viendo videos, o chateando.
Hasta cierto punto de vista, comentó, se ha abusado de la tecnología, y ha sido contraproducente al objetivo de los padres de darles una herramienta para comunicarse y por el contrario, se crea un abismo entre ellos, porque ya no hay acercamiento, sino que ahora mejor se utiliza el teléfono para llamarles o enviarles mensajes.
Asimismo, destacó que otro factor que puede ser negativo en el uso excesivo de la tecnología es que la mayoría de las personas no supervisan los contactos en el teléfono o redes sociales, para conocer con quién se relacionan sus hijos, quiénes son, sus edades, de dónde provienen, entre otros aspectos, ello a fin de prevenir delitos como la prostitución y trata de personas que pueden iniciar por el contacto electrónico.
Finalmente, comentó que en esos casos, aunque digan los jóvenes que tienen derecho a la privacidad, deben recordar que los papás tienen la responsabilidad y obligación de cuidarlos, es decir, siempre estar atentos a cualquier conducta irregular y para evitar que la libertad que les dan, se convierta en libertinaje.
FUENTE: Comisión de los Derechos Humanos del Estado de México