PAÍS VASCO: Día internacional de erradicación de la pobreza

Muchas de las quejas que recibimos en el Ararteko afectan a cuestiones sociales y son muy preocupantes, porque hacen referencia a dificultades para hacer frente a necesidades básicas como vivienda o alimento y a la imposibilidad de encontrar un trabajo digno. Algunas personas tienen enormes problemas para promocionarse en nuestra sociedad y requieren de orientación, acompañamiento y de un mercado de trabajo más humano, que tenga sitio para el diferente. El gasto público que se destina a estos fines es una inversión en valores, en oportunidades para muchas familias. La reducción de la tasa de pobreza es un indicador positivo en una sociedad, ya que incorpora justicia y humanidad, y con ello potencialidad.

Convivimos con personas que se encuentran en situación de pobreza y de exclusión social, e incluso de indigencia. En Europa se ha incrementado el número de personas que sufren exclusión. El 17% de los europeos, cerca de 80 millones de personas en Europa ¿una de las zonas más ricas del mundo¿ carecen de los recursos necesarios para cubrir sus necesidades básicas. Estas carencias se sufren en otros continentes, sobre todo en África y en Asia en donde en algunas zonas el porcentaje de pobreza y de sufrimiento es vergonzoso para nuestros países.

Vivimos en un mundo globalizado e intercomunicado, por lo que no existen distancias y se conocen las implicaciones en las vidas de los habitantes de la tierra, tanto actuales como de las generaciones futuras, de las decisiones de las cumbres de gobiernos y sus organizaciones financieras y económicas. En estos momentos no se trata de simpatizar por una posición de un bloque de países o por otra, como antes ocurría, sino que de lo que se trata es de apostar firmemente por mejorar la educación, la salud, las infraestructuras, la vivienda y porque haya intercambios comerciales equitativos, relaciones de trabajo justas y una economía sostenible.

El ser humano ha alcanzado un nivel de conciencia, y ha desarrollado una tecnología que permite hacer frente a las necesidades de muchas personas. También ha sabido organizarse en sistemas políticos democráticos que procuran un bienestar social y un respeto a mucha de su población. Por eso, precisamente, debemos aprender de todos los avances del pensamiento político económico y de las ciencias, y practicarlos, para que sectores de la población excluidos y poblaciones de otros continentes tengan una vida digna.

La cuestión, por tanto, se resume en caminar hacía indicadores que hablen de solidaridad y de relaciones equitativas, y no de incrementos de tasas de pobreza y de exclusión. La lucha contra la exclusión social requiere no sólo de un aumento de recursos y programas sociales sino de un análisis y reflexión profunda sobre sus causas, y un compromiso serio que evite las situaciones de dualización social, esto es, que haya dos poblaciones en una misma sociedad, una de ellas, con derechos civiles, políticos y sociales, y otra, sin ellos.

En los últimos cincuenta años muchos Estados han incorporado a su ordenamiento jurídico la obligación de respetar y proteger los derechos individuales fundamentales. El derecho internacional humanitario ha avanzado de tal manera que, en estos momentos, las Naciones Unidas reconocen la interconexión entre los derechos sociales, los civiles y los políticos. Esta interdependencia entre los distintos derechos nos lleva a demandar mayor protección para los derechos sociales y, con ella, a poner en marcha políticas efectivas de lucha contra la exclusión.

En Euskadi se han desarrollado diversos dispositivos de lucha contra la exclusión social con resultados positivos, lo que permite contar con una base sólida de trabajo previo. Los principios en que se sustenta, su carácter universal, hacen que tengamos unos indicadores bajos de pobreza en comparación con otros lugares. El Sistema Vasco de Servicios Sociales está permitiendo que muchas familias puedan hacer frente a situaciones de vulnerabilidad. El objetivo de estas políticas debe ser la promoción de personas autónomas. La lucha contra la exclusión social es también eficaz, porque proporciona valores al conjunto social y afecta al PIB (según un reciente estudio del Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco) y sobre todo habla de una sociedad solidaria, en la que nos tenemos todos y todas en cuenta.

Hay que recordar que el aumento de marginación en una sociedad no solamente excluye a sectores de población que pueden tener un papel activo y beneficioso para el conjunto, sino que es fuente de inseguridad ciudadana, de situaciones de desamparo en la infancia o de conductas de supervivencia que perjudican a otros miembros.

Las políticas sociales no solamente evitan situaciones de exclusión, sino que hace que la sociedad en su conjunto gane, porque hay más personas activas interviniendo, intercambiando, proponiendo. La inversión en las personas además de valerosa es beneficiosa; por ello, en un día tan importante como el que hoy se celebra, el Ararteko quiere insistir en que nadie sobra, y en que, aunque la riqueza tenga cifras, la riqueza que emociona profundamente es la que se comparte por muchos y la que evita el sufrimiento de otros.

FUENTE: Ararteko del País Vasco, España.