Ha sido decisión de esta Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires poner de relieve, cada año, la trascendencia del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Como organismo de garantía de derechos y promoción de los Derechos Humanos, entendemos que es nuestra tarea volver, las veces que sea necesario, sobre las implicancias, reflexiones y desafíos que esta fecha nos platea.
El próximo año serán ya cuatro décadas las que nos separen de la puesta en escena del régimen autoritario más sangriento y vil de la historia de nuestro país. Durante estos años, con avances y retrocesos, hemos logrado, como sociedad, dar pasos importantes en la búsqueda de la verdad y la justicia y de una reparación que honre, al menos en parte, a las víctimas del terrorismo de Estado, su compromiso y su militancia.
Hemos podido juzgar a los comandantes en el Juicio a las Juntas, del cual se cumplen 30 años, y hemos logrado también dar curso a un sinnúmero de juicios por delitos de lesa humanidad, revirtiendo medidas que intentaron poner coto a la reconstrucción colectiva de la memoria y la condena de los delitos cometidos durante aquellos años de plomo.
Cada 24 de marzo nos interpela de manera distinta, a la luz de las coyunturas que nos plantea la dinámica del mundo en que vivimos. Sin embargo, los pilares de Memoria, Verdad, Justicia y Democracia deben siempre guiar la acción y reflexión en el diseño, planificación y puesta en práctica de políticas públicas, de las que el Defensor debe ser contralor y colaborador.
La tarea de la ampliación de derechos, y su garantía y defensa como reaseguro de la democracia conquistada, se impone como necesidad histórica si lo que queremos es una sociedad más justa, honesta e igualitaria. En esa labor nos encontramos desde la Defensoría del Pueblo, recordando el imperativo que como organismo de Derechos Humanos nos demanda con especial énfasis. El compromiso social de aquellos y aquellas que mediante la militancia encontraron las herramientas para la transformación, y fueron por ello víctimas del terror, es un valor permanente que orienta nuestras acciones hacia una democracia más amplia e inclusiva.
FUENTE: Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires