El Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme se instauró el 24 de mayo de 1982 por grupos pacifistas de mujeres europeas, para recordar las campañas realizadas por las británicas que se opusieron a la OTAN y a la instalación de sus bases militares. Esta conmemoración sirve para recordar al mundo la violencia que sufren las mujeres en los conflictos y post conflictos armados.
Los conflictos armados en el mundo ocasionan la muerte de cerca de 40 mil personas al año y 34 millones se ven forzadas a desplazarse de los territorios donde residen.
Aunque afectan a toda la población, las luchas armadas tienen impactos diferentes entre hombres, mujeres y niños, ya que la posición social, económica y cultural de las mujeres las hace más vulnerables a los abusos.
En lo que va de 2011, las mujeres tuvieron un papel protagónico en las revueltas en Egipto, Túnez y Libia, encabezando, en muchos casos, las movilizaciones y los reclamos en defensa de los derechos de ciudadanos y ciudadanas. Y miles murieron en medio de estos procesos revolucionarios del mundo árabe.
El 90% de las víctimas de las guerras son civiles, la mayoría mujeres y niños, quienes se convierten en un “blanco fácil” de las estrategias de explotación, entre las que destacan los abusos vinculados a la explotación sexual.
Es necesario vislumbrar el papel activo de las mujeres como protagonistas en los procesos de creación de paz para evitar el estereotipo que las muestra como víctimas silenciosas y pasivas. Las mujeres deben tener la oportunidad de diseñar su propia agenda de temas a negociar, y priorizar el orden de su implementación.