El 12 de diciembre de 1997, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 26 de junio «Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo a las Víctimas de la Tortura», con el propósito de erradicar esta terrible práctica y de asegurar la aplicación de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
La tortura es una de las formas más graves de violación de los derechos humanos, e impone un costo terrible a millones de personas y sus familias. La violación, los golpes en las plantas de los pies, la asfixia por inmersión, las quemaduras, la aplicación de corriente eléctrica, la privación del sueño, las sacudidas y las palizas son métodos habituales de los torturadores para quebrantar la personalidad de las personas. Aunque los daños físicos son tremendos, las secuelas psicológicas y emocionales suelen ser aún más destructivas y más difíciles de curar.
Por esto recordamos y homenajeamos a todas las víctimas de tortura: tanto a quienes han sobrevivido como a quienes han sucumbido a ésta, la más horrible de las muertes.