El número de refugiados en todo el mundo, casi 60 millones en 2014 debe llamar a la reflexión y al trabajo a los líderes de los Gobiernos. Las guerras, la intolerancia de todo tipo y los problemas sociales y económicos son factores que han ocasionado el abandono de sus hogares a millones de personas.
Las circunstancias que rodean a este movimiento de personas tienen particularidades muy dolorosas. Mucha gente es víctima de atropellos a sus derechos fundamentales y hasta pierde la vida al intentar llegar a una nueva patria.
Los Gobiernos deben identificar las causas y trabajar por la neutralización de ellas. En estas operaciones deben darse la acción concertada de los Gobiernos. Esa concertación debe comprometer a países de origen de los refugiados y a los de destino.
Seres humanos están en riesgo de perder la vida o de sufrir daños a su integridad como personas. No hay tiempo para demoras.