HONDURAS: «Tres de cada diez hondureños no se sienten seguros ni en su propia casa»

Muchos hondureños han dejado de salir por la noche, visitar a los amigos, usar joyas y portar dinero en efectivo. Población se queja por la falta de vigilancia, de la corrupción policial y pide mejorar la iluminación en las calles de su comunidad.

Tres de cada diez hondureños no se sienten seguros ni en su propia casa, revela una encuesta divulgada por el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), en la que se destaca que un alto porcentaje de la población se ve en la obligación de transformar sus viviendas en verdaderas «cárceles» para salvaguardarse de la delincuencia.

La encuesta realizada por la firma encuestadora Borge y Asociados a una muestra de 840 personas con un margen de error de +/ – 3,4% y un 95% de confianza establece, cómo se siente la población en determinados lugares y las cosas que ha dejado de hacer por temor a ser victima de los delincuentes.

Al consultarle a la población hondureña cómo se siente en las calles, en las carreteras, en el transporte público y en los mercados, al menos, siete de cada diez hondureños respondieron que se sienten «inseguros».

Además, el documento se establece que el 61.7% se sienten inseguros en los centros comerciales, mientras que el 56% consideran que conducirse en su automóvil particular tampoco es seguro.

En una sociedad donde la inseguridad y el miedo gana terreno, no es extraño que al consultarle a la población como se siente en su trabajo, en la iglesia y en su casa, tres de cada diez consideran que bajo total inseguridad.

Uno de los hallazgos de la encuesta es que para protegerse de la delincuencia, los hondureños han recurrido a una serie de mecanismos de defensa como colocar cerraduras, tener un perro guardián, colocar rejas, bardas, asegurar su auto, pagar vigilancia privada, cerrar las calles de su barrio o colonia, contratar seguros para su casa o negocio y hasta poner alarmas

El titular del CONADEH, Ramón Custodio, expresó que la criminalidad es uno de los problemas sociales que más afectan a la sociedad hondureña porque invade cotidianamente el escenario público.

Señaló que la criminalidad ha adquirido dimensiones de alarma social, misma que se ve consumada día a día en la ola de robos, asesinatos, secuestros, que conforman el panorama cotidiano de nuestro diario vivir.

Adiós a las salidas nocturnas a las joyas y al dinero en efectivo

Al consultarle a la población qué dejo de hacer por temor a ser víctima de robo, asalto o de cualquier otro delito, el 65% respondió que dejo de salir por la noche, un 52.6% dijo que ya no visita a sus parientes y amigos, mientras que un 54.8% dejo de tomar taxi.

A la misma consulta, el 60.5% respondió que dejo de usar joyas, un 49.8% dejo de usar los buses del transporte público mientras que un 63.3% considera que no es prudente llevar dinero en efectivo.

Población pide mayor vigilancia y combatir la corrupción policial

A la pregunta cuál sería el problema fundamental que habría que resolver para mejorar la seguridad, la población considera que la desorganización, la falta de vigilancia y la corrupción policial es urgente corregirla.

Alrededor del 85% de los hondureños consideran que para mejorar la seguridad en su comunidad es necesario que la policía esté mejor organizada, que haya mayor vigilancia policial y combatir la corrupción en ese cuerpo encargado de la seguridad pública en el país.

Un 74% de la población también es del criterio que para mejorar la seguridad es necesario enfrentar la delincuencia callejera.

El 57.6% cree que los vecinos no se cuidan entre ellos, alrededor del 50.5% considera que la falta de iluminación en las calles de su comunidad contribuye a que haya inseguridad.

El 75% de los hondureños creen que el problema de la inseguridad es por negligencia del gobierno mientras que el 60.7 culpa a las pandillas juveniles.

Siete de cada diez hondureños también se queja que la falta de instalaciones deportivas en su comunidad, es un problema que se debe resolver para mejorar la seguridad en el país.

FUENTE: Comisión Nacional de los Derechos Humanos de Honduras