FORMOSA: El periodismo, su relato el GLP y la indigencia

El Defensor del Pueblo expresó, en relación a algunos conductores de programas informativos de nuestro medio, que nuestro periodismo, después de haber gozado durante muchos años de la valoración y credibilidad de la sociedad, viene resbalando hace tiempo hacia un agujero negro donde todavía no asoma el final.

Al punto de haber sido silenciado por acción del terror o propia complacencia durante la última dictadura militar, el periodismo resurgió y fue ganando prestigio a través de los años de democracia con trabajos de investigación sobre el trágico pasado, la veracidad de sus informes y la aparición de una comunicación más frontal, veraz y entendible con la Comunidad.

No obstante no haber hecho nunca una autocrítica sobre su rol en la décadas del 70, 80 y 90 la prensa, sea gráfica o audiovisual, tuvo el respeto de nuestra sociedad. Los diferentes medios de comunicación se volvieron una bocanada de aire fresco para una sociedad que se había sido silenciada. El periodismo, con distintos enfoques ideológicos o matices de interpretación de la realidad, acompañó el renacimiento de nuestra democracia.

Como siempre lo bueno no siempre perdura y la prensa, años después de su resurgimiento, también acompañó el desastre social y político, de la crisis del año 2001. Resistió como el resto de la sociedad y perdió independencia en un país que estuvo al borde de la extinción. Pasados los peores años de desintegración social y con el comienzo de la recuperación económica, social y política a partir del año 2003, el periodismo intentó volver al podio del prestigio ganado en los primeros años del retorno democrático.

Pero esta vez no pudo, porque quedó envuelto en una rígida lucha entre sectores políticos que tienen miradas e intereses muy diferentes. A la fecha se asiste a lo peor de ese espacio porque algunos sectores o periodistas han perdido imparcialidad y, como ocurre en el resto de la sociedad, se han dividido ideológicamente o por intereses económicos empresariales.

Actualmente tenemos en nuestra prensa ,quienes un tiempo apoyan las políticas públicas, a los días, las rechazan y al mismo tiempo, voluntaria o involuntariamente quieren hacer creer a los oyentes que son impolutos, cuando en realidad todos siempre perseguimos por acción u omisión una finalidad o interés con lo que ejecutamos o dejamos de realizar y es por ello que actualmente hay quienes no hacen periodismo sino política opositora y todo su relato de la realidad está teñido de tergiversaciones intencionadas. Son los periodistas que repiten y magnifican con ironía discursos contra el Estado y las Instituciones, cuando hace pocos años esos mismos periodistas tenían otra visión.

Es por esto que cuando se pierde objetividad y el periodista cree estar por encima de la información y convertirse él mismo en protagonista ideológico y no un mero intermediario con la sociedad, ocurren estas deformaciones profesionales. Los casos abundan entre los hombres de prensa que de alguna manera influyen en la opinión pública. Sería injusto no rescatar a quienes trasmiten, posiciones moderadas y honestas intelectualmente y son los que en el futuro volverán a ubicar al periodismo en un lugar prestigioso. Opiniones emparentadas, extrapoladas e interpretadas aviesamente terminan impactando negativamente en la sociedad, que escucha o lee informaciones de poca rigurosidad, las interpreta a su gusto, las da por ciertas y las repite peor y más deformadas. El resultado es una parranda comunicacional de delicada solución y muy alejado a la verdad. Estamos entonces frente a la mala praxis del periodismo, pero siempre los oyentes o televidentes tenemos, «la posibilidad de elegir a quienes escuchar o mirar, gracias a la multiplicidad de medios, que nos dan estas opciones y a la libertad de expresión que poseemos en nuestra Provincia».

 

Dr. José Leonardo Gialluca
Defensor del Pueblo de la Provincia de Formosa

 

FUENTE: Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa