MEXICO D.F.: Investigación sobre los efectos traumáticos causados por el actual contexto de violencia en los periodistas mexicanos

Anthony Feinstein presentó resultados que toman como referencia a corresponsales de guerra norteamericanos y británicos para apreciar la salud emocional de periodistas mexicanos.

Los periodistas mexicanos no pueden escapar del trauma porque, a diferencia de los corresponsales de guerra, quienes practican un «periodismo de paracaídas», las y los profesionales locales y sus familias viven en el contexto mismo que están reportando, advirtió el psiquiatra canadiense, Anthony Feinstein.

Durante la presentación de su estudio «Los periodistas mexicanos: una investigación de su salud emocional», en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), quien se ha especializado en las afectaciones emocionales de periodistas de guerra, advirtió que el de México es un caso único.

Convocado por la Organización Periodistas de a Pie y Artículo 19, el especialista señaló que su estudio consideró los testimonios de 104 periodistas de 109 a quienes solicitó información; ese universo le permitió comparar los resultados con los que obtuvo previamente de igual número de corresponsales de guerra norteamericanos y británicos en diferentes conflictos armados.

Feinstein se refirió a los efectos y síntomas del Síndrome de Estrés Postraumático (PTSD), de los cuales las y los periodistas mexicanos los reportan en diferente intensidad, al igual que el consumo de alcohol y drogas, algunas de ellas «duras», lo mismo que la desestabilidad emocional respecto a sus relaciones de pareja y familiares, a diferencia de los reporteros norteamericanos y británicos.

La cobertura en contexto de guerra no es muy significativa en relación con el género, ya que mientras entre los extranjeros prevalecen los varones, en una relación de 8 a dos, las reporteras en México representan 30% contra 70% de sus colegas hombres.

Dijo también que, en general, la personalidad individual de las y los periodistas mexicanos es la de una mentalidad autónoma, por lo que no creen, e incluso se niegan, a considerar un apoyo profesional para recibir ayuda psicológica, además de que no estaban preparados para ejercer en contextos de guerra.

En tanto, el Secretario para la Promoción de los Derechos Humanos e Incidencia en Políticas Públicas de la CDHDF, Gerardo Sauri Suárez, advirtió sobre la necesidad de que las y los integrantes del gremio periodístico se reconozcan y solidaricen mutuamente, toda vez que el asesinato de 80 de ellos y la desaparición de 14 más en los últimos 10 años no han pasado de sumarse a la lista de impunidad, pues ninguno ha sido investigado adecuadamente.

Agregó que el ejercicio periodístico es un síntoma de resiliencia, entendida como la capacidad para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas, para las y los periodistas mexicanos, que además deben desempeñarse entre las cada vez más borrosas fronteras entre la delincuencia y los malos funcionarios y servidores públicos: «Ya no sabemos cuando unos se hacen pasar por los otros».

Advirtió finalmente sobre la necesidad de contar con datos desagregados sobre las situaciones particulares en que se desempeñan las y los periodistas de las distintas zonas del país. Sauri presentó la Guía Básica para Identificar y Denunciar Agresiones contra personas en el ejercicio del periodismo, editada por la CDHDF.

Al comentar el estudio «Los periodistas mexicanos: una investigación de su salud emocional», el Representante en México del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), Mike O’Connor, comentó sobre su experiencia de cuatro años como corresponsal de guerra en Bosnia.

Recordó que hasta hace tres semanas no había caído en la cuenta de las afectaciones que trajo esa etapa en su vida, incluso en ese tiempo, pues creyó todo el tiempo que el daño emocional impactaba sólo a reporteros novatos, débiles y poco serios, ya que los verdaderos daños eran para las víctimas civiles de la guerra.

No obstante, dijo, aceptó apenas con dos colegas que durante su estancia en Europa del Este precisaba, además de una libreta, bolígrafos, teléfono, su grabadora y su laptop, de una dotación de cigarros y una botella de whisky escocés «Para amortiguar la danza sobre el drama diario de la guerra».

No había comida, sólo plomo, recordó, pero «Yo tenía mi dealer personal para proveerme mi tratamiento para no sentir los efectos de la guerra. Siempre piensas que no te toca, vas fascinado por la nota, por ser un mejor periodista; no te das cuenta lo que te está afectando», finalizó O’Connor.

El Oficial en México de la organización internacional Artículo 19, Juan Carlos Romero, señaló que las agresiones en que las y los periodistas mexicanos se desempeñan tiene como finalidad multiplicar la intimidación entre el resto, ya los asesinatos, las desapariciones, las agresiones físicas o la difamación.

Dijo que su organización realizó un vídeo con testimonios de reporteras y reporteros que cubren diferentes zonas del país, en los que concurren procesos delictivos como el narcotráfico, tráfico de armas y de personas. En el vídeo, dijo, se aprecian claramente los síntomas a los que refiere Anthony Feinstein en su estudio «Los periodistas mexicanos: una investigación de su salud emocional».

La integrante de la Red de Periodistas de a Pie, Elia Baltazar, fue la moderadora del evento.

FUENTE: Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal de México