Hasta hace unas cuantas décadas, pese a ser un territorio pequeño, Centroamérica se encontraba dividida por los conflictos armados que existían en algunos de sus países, sin embargo, esa época quedó en el pasado y en su lugar, comenzamos una exitosa transición hacia la democracia que al día de hoy, puede presumirse de sólida, se mantiene en pie y así aspiramos a que continúe.
Esta transición desde la retórica de las armas, hacia la de las urnas electorales y otros derechos ciudadanos, marcó el camino a seguir tanto para los derechos humanos en la región, como para el fortalecimiento de una institucionalidad democrática con legitimidad y un valioso grado de solidez.
En aquellos años estuvimos bajo el escrutinio del mundo y con ello, les demostramos que podíamos lograr consensos y decidir nuestro destino sin el ruido de las armas ni de la guerra. Decidimos, juntos, como región que los escalones hacia el desarrollo y el bienestar de nuestra gente, debían ir de la mano de la estabilidad política de regímenes democráticos y de los derechos humanos y desde entonces así hemos actuado.
Hoy, de nuevo estamos bajo el escrutinio y la expectativa del mundo. Costa rica y Nicaragua enfrentan hoy un nuevo conflicto y de nuevo, nuestra región tiene la oportunidad de demostrar que resolvemos nuestros problemas con entendimiento, diálogo y sobre todo, en apego estricto de la ley, como garantía de legitimidad para nuestros sistemas políticos y nuestras democracias.
Como institución nacional de derechos humanos creemos firmemente que las soluciones a los problemas que podamos enfrentar están en la concordia y el respeto pleno a los derechos de todas y todos.
Por eso, hoy, hacemos un llamado a ambos gobiernos para sean respetuosos de la resolución sobre la resolución que dictará mañana el Tribunal de Justicia de la Haya ante la petición de medidas cautelares; que sean capaces de respetar la decisión que de esta instancia de derecho internacional surja. Esta será una muestra inequívoca de la prevalencia y del compromiso con el Estado de derecho y sin duda, con los derechos humanos.
También, convocamos a la comunidad centroamericana para asumir esta coyuntura de desacuerdo, como una oportunidad para reflexionar con madurez y exigir a nuestros gobiernos y a los organismos multilaterales, una solución pronta y pacífica y que sigamos caminando hacia esa aspiración máxima de todos los pueblos del mundo: la de vivir en paz.
FUENTE: La Defensoría de los Habitantes de Costa Rica.